Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
CRÓNICA MEXICANA

(C) Gonzalo Díaz Migoyo y Germán Vázquez Chamorro



Comentario

Capítulo 106
Trata en este capítulo como bió a los cantadores por enbaxadores al rrey Huemac que está en el paraíso y deleite de Çincalco, con los presentes de los cueros de los sacrificados, y a los enanos y corcobados suyosAcabados de desollar los cueros de los fueron sacrificados, le lleuaron los cueros de ellos a Monteçuma. E otro día llamó a los ningrománticos, díxoles, llamó luego a los xolos, sus esclauos, y dióles aquellos cueros y esclauos a los mensajeros, díxoles: "Yd al paraíso de Çincalco y daldes estos xolos y cueros al rrey Huemac. Dezilde: "Monteçuma, uro basallo, os bía muchas encomiendas y os rruega le queraáis rreçibir para le sirua de su barrendero, y terné cuenta de le serbir todo lo que me mandare"". Y fueron y entraron la cueba de Çincalco. Hallaron quatro caminos caminando todos para abaxo, y caminando por un camino para abaxo, no muy lexos toparon al biexo Totecchicahua benía con un bordón la mano. Díxoles: "¿Quién sois bosotros? ¿De dónde soys?" Dixeron: "Señor, benimos a ber al rrey de aquí, le traemos baxada". Dixo: "¿A qué rrey buscáis?" Dixeron: "Al señor de aquí que es Huemac, que nos bía Monteçuma". Dixo tonçes Totec: "Sea norabuena. Yo os guiaré y lleuaré". Llegados adonde estaua Huemac, díxole el que guiaua: "Rrey y señor, son benidos maçehuales del mundo, los enbía Monteçuma". Díxoles el rrey: "¿Qué es lo que dize Monteçuma?" Señor, te enbía estos cueros y te bía a besar los rreales pies y manos tuyos y te bía a rrogar que lo quieras rresçibir en tu seruiçio para te sirua de barrendero y de todo lo demás que es a tu rreal seruiçio. Dixo el Huemac: "¿Qué es lo quee dize que quiere? Porque el señor que me endonó este rreyno y esta morada me lo endonó como gran señor. Dezilde que pobre dél, que qué es la pena tiene, que me lo bíe a dezir para rremediarle. Andá, bolueos y dezilde lo que os tengo dho". Llamólos otra bez, díxoles: "Tomad y lleualde estos chilchotes y xitomate y çempoalxochitl y elotes y xilotes tiernos". Y así, se boluieron al mundo y le hablaron a Monteçuma la rrespuesta del rrey Huemac y le dieron los presentes a Montes y le dixeron la rrespuesta del rrey, de la manera que dho es. Mandó luego llamar a [151r] Petlacalcatl (mayordomo), muy enojado, díxole: "Lleuáme a estos bellacos a sus cárçeles de tablones, que an de morir apedreados. Llamó a sus jolos (esclauos), díxoles: "Mirá que bais a Çincalco y le beséis las manos por mí al rrey Huemac, por mí, su sieruo, Monteçuma, y dezilde que le rruego muy encaresçidamente, como a tan baleroso rrey que es, que me quiera rresçibir por su mínimo criado le sirba de barrendero y lo demás tocante a su rreal ofiçio. Y le lleuaréis este presente de cueros de gente. Y mirá que os abiso que no digáis a ánima biuiente a dónde bais con mensaje, so pena que biuas llamas de fuego os hecharé biuos y a buestras mugeres y hijos". Con esto, fueron secretamente y traron la cueua y andando no muy mucho toparon con uno natural de allá que es como çiego, no bee (yxtepetla), que tenía los ojos tan delgados que paresçían la punta de una paxa y la boca tenía por lo consiguiente, y preguntóles: "¿Quién sois bosotros? ¿De dónde soys? Qué réis?" Dixéronle: "Señor mío, somos mensajeros de Monteçuma benimos a hablar al rrey". Preguntó: "¿Por qué rrey preguntáis?" Dixeron: "Al rrey Huemac". Dixo: "Sea norabuena. Bamos allá". Llegados, díxole: "Rrey y señor, traigo a estos del mundo que os quieren beer y hablar". Dixo el rrey: "Bení acá. ¿Qué queréis? ¿Quién os bía?" Dixeron que el rrey Monteçuma y le besaua los rreales pies y manos, le rrogaua que le quisiera rresçibir para seruirle de su barrendero y de lo demás tocante a su rreal serbiçio. "Y os bía este pequeño presente y que la pena tiene es que al tiempo que quería fenesçer le dixo çiertas cosas que era el Neçahualpilli, que le da gran pena, que no sosiega, porque dixo que abía de benir sobre él y que qué es lo que sobre él a de benir, tanbién se lo dixo el prençipal de Cuitlahuac: sobre él abía de benir, que era Tzompanteuctli, que qué es lo que sobre él a de benir, porque le dixo que mirando hazia el çielo a medianoche bía benir del çielo una nube blanca y, acabado de engrosar, hechaua humo hasta casi el día claro, porque dize que no la quiere beer. Antes que ello así sea que qué es esto, qué significa, y se lo declares". Dixo el Huemac: "¿Qué es lo que dize Monteçuma? ¿Piensa que es como allá en el mundo? De la manera que rreina no lo a de poder çufrir una ora, quantimás un día. ¿Piensa que yo acá como ni bisto jamás ni todos los que aquí están? Porque ya no son como quando en el mundo estauan, sino de otra forma y manera, que quando estauan en el mundo tenían alegría, descanso, contento. Agora es todo tormento, que no es este lugar como allá el rrefrán dizen ques, un deleitoso paraíso de contento, sino un continnuo tormento. Dezilde esto a Monteçuma, que si biese este lugar de puro temor huyera hasta meterse en una dura piedra. Que agora se puede glorificar en gozo, alegría y plazer y gozar de las piedras preçiosas, oro, plumería rrica, géneros de lindas mantas, y las preçiadas comidas y beuidas. Que no cure de sauer más. Yd y contáselo". Tornados al mundo, cuéntanle a Monteçuma de la manera dha, muy por estenso. Abiéndolo oydo, fue muy enoxado. Llamó a Petlacalcatl, dixo: "Lleuad a estos a la cárçel del apremio de tablones. Buscadme luego a dos de los hayan con baxada a çierta parte". Díxoles: "Yd, abuelos míos, a la cueba de Çincalco con baxada al rrey Huemac". Y contóles todo por estenço la significaçión le dexó Neçahualpilli de la bisión de la nube blanca del çielo "que sobre mí abía de benir. Que qué es [151v] esta significaçión o misterio que me a de sobrebenir, que me declare lo que es. Que ésta la merçed y limosna que le pido, pues no me quiere admitir su conpañía. Y mirá que no lo digáis a nadie ni persona del mundo lo sepa, porque traes buen despacho, os haré tengáis basallos que mandéis y jusguéis y sentençiéys, y si lo descubrís abéis de morir por ello y buestras mugeres y hijos y buestras casas se an de derribar hasta que de allí salga agua. Y esto que tengo dho de que os haré señores, no dudéis dello". Tomada liçençia, se fueron lleuando consigo más cueros de persona unos chiquibites. Llegados a la cueba, tran y toparon a uno llamado Acuacuauh. Preguntóles: "¿Quién sois bosotros?" Dixeron: "Señor mío, somos mensajeros de Monteçuma traemos baxada al rrey". Preguntando por qué rrey, dixeron: "Por Huemac". Díxoles: "Pues bamos". Y lleuólos a donde estaua el Huemac. Hincáronse de rrodillas ante él, dixéronle: "Rrey y señor nro, buestro leal basallo el Monteçuma nos bió. Te traemos este pequeño presente. El qual dize que no le pongas escusas, sino te a de benir a seruir porque no quiere beer lo que le susçederá bida con tanta bergüença y afrenta y desonrra". "Pues quiero sepa que es pobre y él propio se lo quiso y lo buscó la manera de su biuir. Y es que ya está o y nonbrado su propio nombre, que ello fue demasiada soberuia y crueldad suya ynhumana con sus próximos. Dile que comiençe a hazer penitençia y que ayune y no coma las preçiadas comidas que comía y todo quanto señorío y mando tenía, poco a poco lo baya dexando, las preçiadas rrosas, flores, perfumes adouados, se baya desbiando de ello, y lo que comiere sean unos bollos de michihuauhtli y el agua beuiere se la cuezan primero, y una cucharada de frisol cozido. Y, sobre todo, se baya quitando y apartando de sus mugeres, que no llegue a ellas. Y con esta penitençia hiziere, boluerse a lo sentençiado contra él y si no, yo seré con él de quando en quando. Dezilde esto". Hecha gran rreuerençia, se boluieron y bueltos al mundo, tornaron al rrey Monteçuma de la manera susodha. Estubo muy atento. "Y que si lo cunplías, te berná a rresçibir, que estará ençima de Chapultepec, la parte llaman Tlachtonco. Y que acabado esto, te lleuará su compañía: " le estaré mirando, que a de yr en Tlachtongo anepantla (en medio del la laguna y agua), y que allí yré por él. lo mande muy bien adereçar, que de allí lo traeré comigo". Esto es señor lo que nos mandó el rrey Huemac". tonçes se holgó muy mucho el rrey Monteçuma de esta buena y buena nueua. Mandó se asentasen a descansar y comieron muy bien. Luego le mandó a Petlacalcatl le truxese lo que tenía en guarda de mantas de a diez y de a çinco braças, rricas, y mantas muy rricas para ellos, pañetes, a cada, dos cargas de cacao y canoas de maíz, fardos de chile, fardos de algodón, chian, pepita, naguas, hueipiles. Y llamó a todos los prençipales, díxoles: "Mirad, señores y hermanos, que estos dos an de estar con bosotros a juzgar y sentençiar cosas leues que es a uro cargo, como uno de bosotros", de que se holgaron los prençipales de ello. Sobre todo les encargó Monteçuma a los dos prençipales el secreto, lo tubiesen su pecho, que antes se dexasen hazer pedaços, que dezillo [152r] estubo la bentura de ellos. Llamó a los mayordomos, díxoles: "Mirad que os mando si alguno os demandare uras hijas, dádselas para sus mugeres o dadme abiso de ello". Es dezirles que todas las mugeres que él tenía eran éstas, saluante la una hera, como agora dezimos, muger ligítima. Y así, poco a poco, el rrey Monteçuma yba dexando el mundo y su soberbia, yba dexando las comidas, beuidas, las flores, los perfumaderos galanos, todo lo yba dexando, hasta de todos sus bestidos no se preçiaua, ni rricas mantas ni de rreal estrado, solo se andaua, cumplidos los ochenta días del ayuno y penitençia.